Quizás algunos votarán por ver perder al candidato que no les gusta, otros por ver ganar a su amigo. De pronto, uno que otro lo haga porque esto le rebaja el pago de la matrícula en la universidad o porque encontraron a quién venderle su voto. No importa cuál sea la razón que realmente los motive a hacerlo, pero si es importante que salgamos a votar, que no nos quedemos en casa y que cuando todo pase quedemos unidos, en hermandad, satisfechos de que tomamos la mejor decisión para el territorio. Que nos vayamos en paz a casa luego de que salgan los resultados y abracemos a nuestras madres. Les escribamos a nuestros amigos y que por lo menos esa noche, soñemos en un pueblo mejor, un departamento mejor, una nación mejor; donde el candidato elegido nos representará bien y en la que sin miedo diremos "Tenemos el mejor representante del país".
Así mismo, no olvidemos sonreír el día siguiente a los comicios electorales. Recordemos que nuestros hijos aunque no lo queramos —o sí— son el reflejo de nosotros. Así mismo lo deben ser nuestros representantes.
Mañana no iremos a una palestra donde nos batiremos quién es quién, iremos a unas urnas a votar, no a botar. Quizá para los pueblos colombianos donde la mala política ha minado tanto la mente de las personas, para hacer la diferencia hay que tener fe y para que las personas tengan fe, entonces, tenemos que hacer la diferencia.
Nota de opinión ciudadana, este es un contenido generado por nuestros lectores y no refleja o compromete el pensamiento ni la opinión de condotosoyyo.com
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