Foto cortesía
Los chocoanos nos quejamos y llamamos a gritos la ayuda de otros en situaciones que tal vez nosotros hemos podido solucionar, pero no lo hacemos porque los chocoanos somos egoístas, envidiosos y desunidos.
Partiendo desde lo político, me voy con los “avivatos” en la política chocoana que se roban los dineros públicos por el afán de construir una casa de 1000 millones de pesos, comprar la “camionetaza” o las cajas de “wiscacho”, esos “avivatos” que solo piensan en eso y ni siquiera piensan en ayudar a sus propios familiares. (come solos).
Aunque el político bandido no está obligado a partir la “marrana” con los demás, ¿Se imaginan donde esos millones que se robó el político por lo menos los invirtieran en un buen negocio que sirviera para generarle empleo a su gente? pero no lo hacen por el egoísmo, ¡carajo! Ayúdense y ayuden a otros.
¡Robar para conseguir dinero para humillar a otros, esa es la cuestión!
Voy a dejar a los políticos ladrones quietos, ellos en el fondo, pero por allá en el fondo no tienen la culpa, porque son el resultado de una sociedad que cría a sus hijos con la frase de batalla “el vivo vive del bobo”, con la modalidad C.V.Y (“¿Cómo Voy Yo?”) que no puede faltar cuando se habla de gestionar proyectos para la comunidad y con la tipología financiera “el chanchullo” que tampoco puede faltar cuando se habla de dinero.
La inversión económica al departamento para sacarlo del fondo en el que está es necesaria, sí y muy necesaria, pero el hueco que tiene no sería tan grande si por un ratico tratáramos de ayudarnos entre nosotros mismos solo un poquitico, pero eso no pasa, ya que la unión y el apoyo cuando se habla de economía entre chocoanos se va en ilusión y sueño, porque solo pensamos en como atrasar y aplastar al otro, la fuerza del ubuntu no existe en el chocoano, ¡perdón! Unidos si somos cuando se trata de las coreografías y fraseos en los bundes, en las fiestas y en los sepelios, ahí si hay, no lo podemos negar. ¿Por qué somos así?
Reclamamos apoyo económico y todo el apoyo que sea necesario y nosotros no sabemos que es apoyar a los nuestros, póngale cuidado.
Los chocoanos somos buenísimo para impulsar y apoyar primero el emprendimiento de otro, menos el de un familiar, amigo o vecino, los productos agrícolas del paisano lo queremos consumir a bajísimo costo o regalado, miramos feo al artesano nuestro, el profesional por mas talentoso que sea si no tiene padrino político no le damos el empleo, las ideas de cualquier tipo emprendimiento no la aceptamos, pero la del foráneo así sea una pendejada la enaltecemos y le queremos besar los pies, la mano de obra del paisano la queremos pagar por el piso, pero la de otro ,así sea peor la pagamos al precio que “el señor” diga, con los artistas musicales ni hablar, “un concierto no es bueno si no tiene artistas de ‘ajuera’”, es lo que se escucha decir en reiteradas ocasiones, a los de afuera se les paga una millonada por unos minutos y a los nuestro le exigimos hasta lo que no tienen y solo le damos para la gaseosa y que agradezcan que se les tuvo en cuenta. Así somos.
Y si hablamos de confianza, ¡grave!, somos desconfiados con los nuestros, con la gente que conocemos, que sabemos dónde vive y no dejamos que ni se acerquen a la puerta de la casa, pero al foráneo si lo llevamos hasta la salsa de la vivienda, le ofrecemos comida, le conversamos sabroso, le tenemos paciencia, le enseñamos lo que no sabe, le damos facilidad en todo y somos las mejores personas del mundo. ¿Qué nos cuesta ser un poquito más abierto con los nuestros?
En el Chocó cada quien se encierra en su yo y hala para su lado, pero cuando necesitamos ayuda gritamos para que nos oigan afuera y nos tiren una soga.
A un paisano le leí la frase que dice “el día que el chocoano apoye al chocoano, dejará de estar pensando cómo lo hacen los paisas”
Escribió Peterson Martínez
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