Chocó: blanco del conflicto armado
Chocó es una de las regiones colombianas más húmedas y el hogar de comunidades indígenas y afrocaribeñas que por siglos han vivido en las orillas de los ríos. Pero en años recientes se han convertido en el blanco de los grupos armados irregulares de Colombia, que por décadas han mantenido una lucha armada recíproca y contra el ejército regular. Según informaciones de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), en su lucha por el territorio, los grupos irregulares aterrorizan a la población local, forzando a miles de personas cada año a huir de sus hogares. Ocasionalmente imponen bloqueos en los ríos --- a menudo durante semanas --- para controlar todo el movimiento dentro y fuera del área. Durante estos bloqueos confiscan la sal, el arroz, el aceite e incluso la medicina que traen los pobladores cuando vuelven del mercado local.
Una expedición de tres días del barco fue organizada por una iglesia local para dar a conocer la tragedia humanitaria que las comunidades locales están haciendo frente. EL ACNUR acordó proporcionar ayuda logística para la iniciativa que tiene como objetivo consolidar la relación entre los pobladores y las instituciones humanitarias.
La primera parada del viaje fue Unión Balsamito, un pueblo pequeño donde se encuentran cerca de 30 comunidades indígenas que viven a lo largo del río San Juan. Hace pocos días un joven murió por la picadura de una serpiente, porque no había suero disponible. Una muerte evitable en muchos otros lugares --- pero cerca de Unión Balsamito no hay farmacias y mucho menos hospitales.
La tragedia que está aconteciendo a las comunidades indígenas del Chocó sigue siendo en gran parte invisible. El mundo exterior sabe poco de lo sucede en estas comunidades alejadas, donde muchas veces se puede llegar solamente por barco. En Colombia los crímenes y los abusos los derechos humanos contra la población indígena no son reportados ni denunciados y quedan impunes. Según la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) fueron asesinados más de 1.600 indígenas en los últimos 20 años --- 60 por ciento de ellos durante los últimos cinco años.
Las estadísticas de la ONIC muestran que desde el comienzo de este año más de 19.000 hombres, mujeres y niños indígenas se han visto forzados a abandonar sus hogares para escapar del conflicto. Hay más de 2 millones de desplazados internos en Colombia. "El desplazamiento forzado es siempre una experiencia traumática, pero para las poblaciones indígenas es una verdadera catástrofe: su cultura está íntimamente ligada con la tierra y el desplazamiento forzado conduce a menudo a la destrucción total de la autoridad tradicional y de las estructuras culturales", señala ACNUR.
A pesar de la enorme presión ejercitada sobre ellos, las comunidades indígenas y afrocaribeñas del Chocó están haciendo todo lo posible para permanecer en sus hogares ancestrales. Rodeado por espesos bosques lluviosos y ciénagas, Docordó, en el otro lado del río frente a Unión Balsamito, es un típico pueblo del Chocó. Sus casas y chozas se construyen en palafitos que permiten que fluya el agua por debajo, no hay carros y las calles están despavimentadas, docenas de niños pululan por doquier.
La gente depende de la pesca y la caza para su supervivencia, un modo de vida ligada al río y al bosque que está siendo amenazado por la presencia de grupos armados irregulares en el área. Atrapados entre los grupos armados irregulares en conflicto, la población vive atemorizada por la violencia, por el reclutamiento forzado y las masacres producidas por las venganzas. Los líderes comunitarios que intentan oponerse a los grupos armados se convierten en objetivos militares.
Tomado de:
www.thepanamanews.com
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